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domingo, 1 de agosto de 2010

"Tempus fugit" en el Tango



Conceptos del tópico literario

El “Tempos fugit” (“el tiempo huye”, “el tiempo se escapa”) es un tópico literario, un tema recurrente en los distintos géneros. Aparece con Virgilio, el gran poeta latino, (70 a. C – 19 a. C), en las Geórgicas (Libro III).



“Sed fugit interea, fugit irreparabile tempos, singula dum capti circumvectamur amore”.


(“Pero en tanto, huye, huye el tiempo irremediablemente mientras nos demoramos atrapados por el amor hacia los detalles”).

Ese paso irreversible del tiempo, que todo lo acaba, también está presente mucho después en Jorge Manrique (poeta español, 1440 - 1479) que también reflexiona en sus “Coplas a la muerte de su padre” sobre la fugacidad de la vida:



Recuerde el alma dormida,
Avive el seso y despierte
Contemplando
Cómo se pasa la vida,
Cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor,
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.



Sería excesivamente larga la lista de escritores que han introducido este tópico en sus obras, por lo que los invito a cada uno a ampliar personalmente con otras referencias.


Y se hace presente en el Tango

Hoy les propongo una vez más pasear un rato por las Letras de los Tangos, que como verán a continuación, también incluyeron este tema en sus versos. En la extensa producción tanguera, es igualmente vasta la lista de tangos que incluyeron este tópico en sus letras. Por eso haré una breve selección que alcanzará para dar cuenta de cómo los autores escogieron este motivo literario para el género.

Tomaré este concepto en dos distintas extensiones semánticas según el caso de autores u obras:

1) El tiempo como “brevedad del hoy”, fugacidad temporal.
2) El tiempo “que no vuelve”, como idea de un pasado irrecobrable.


1) El “tiempo que huye”


Esa brevedad del hoy, es tomada en ese sentido amplio en varios tangos. Esa referencia se vuelve advertencia en casi todos los ejemplos, no importa si recurre a una tercera persona impersonal, a un “nosotros”, o a una alusión directa a una segunda persona. Esta idea está muy ligada a otro tópico literario, también con su germen en los poetas latinos, y es el del “carpe diem”. Horacio lo presenta como un “aprovecha el día”, porque el futuro es incierto.


Así, este hacer buen uso del hoy, ligado a la idea de que el tiempo es breve y se escapa, es tomado por los letristas del tango en variadas ocasiones.
Los siguientes son algunos de los tantos ejemplos. Pero para todos los casos, los invito a contextualizarlos con la lectura de la letra completa de cada tango.


Enrique Cadícamo, “Muñeca brava”, 1928: “Comprendé que la vida se va/ y se acaban los brillos y el rango…/ Y si el llanto te viene a buscar/ olvidate muñeca y reí”.

Cómo se pianta la vida”, Carlos Viván, 1929: “¡Cómo se pianta la vida! / ¡Cómo rezongan los años! / Cuántos fieros desengaños / Nos van abriendo una herida”.


Alfredo Lepera: “Volver”, 1935: “Sentir, que es un soplo la vida,/ que veinte años no es nada”.

Francisco Gorrindo (Froilán), “La vida es corta”. Ya desde el título se menciona la idea del tema que estamos tratando, y todo el tango es un llamado a disfrutar el hoy, porque del mañana no sabemos.

Homero Expósito: “Quedémonos aquí”, 1956: ¡Amor, la vida se nos va, / quedémonos aquí, ya es hora de llegar!
Chau, no va más”, 1974: “Vivir es cambiar, / en cualquier foto vieja lo verás. / ¡Chau, no va más!.../ Dale un tiro al pasado y empezá, / si lo nuestro no fue ni ganar ni perder, / ¡fue tan solo la vida, no más!”

Cátulo Castillo, “La última curda”, 1956: “La vida es una herida absurda, / y es todo, todo, tan fugaz, / que es una curda, ¡nada más! / mi confesión…”.

Eugenio Majul, “Alguien” 1956: “duele pensar que Dios nos llamará,/ que el tiempo se nos va…¡cortón, igual que un rezo!

Rubén Garello “Antes que llegue otro día”: “ Las horas pasarán/ Con su fugacidad, / Tratemos de atrapar / La eternidad”.


Chico Novarro, “El último round”, 1980: “¡Qué bronca...! / Ver que la vida se apura, / En cada cacho de sol, / En cada noche de amor, / En cada curda. /
¡Qué bronca...! / Saber que el tiempo se va, / Y abandonar la pelea / Antes del último round”.






2) El pasado que no vuelve, el ayer irrecuperable

Esta idea se presenta generalmente en el tango, aludiendo a los años de juventud, o épocas pasadas donde hubo un ayer mejor, de felicidad o riqueza. Y aquí van los ejemplos:

Manuel Romero, “Nubes de humo” 1923: “y mientras fuma recordaremos/ que como el humo del cigarrillo/ ya se nos va la juventud”.
Tiempos viejos” 1926: “Veinticinco abriles que no volverán/ veinticinco abriles volver a tenerlos/ si cuando me acuerdo, me pongo a llorar”:

Lorenzo A. Spinetto, “Añorando”, 1925: “Felices horas que ya pasaron, / Los días que el tiempo rudo borró, / Y hoy hay tristezas hondas / Secáronse las flores de mi ilusión”.

Enrique Santos Discépolo, “Quevachache” 1926: “Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?/ Si aquí ni Dios rescata lo perdido…”

Francisco García Jiménez, Carnaval", 1927: “¡Que el disfraz sólo dura una noche/ pues lo queman los rayos del sol”.
“Ya estamos iguales”
, 1932: “Ya sé que quisieras, con estos despojos de viejas quimeras,/ rehacer el romance de las primaveras que no vuelven más… /inútil empeño..”

Armando Tagini, “Mano cruel”, 1929: “yo sé que hasta el alma dieras/ por volver a ser lo que eras. / No podrás, la primavera/ de tu vida ya se fue”.

H. Zubiría y Manila, “Enfundá la mandolina” 1930: “Junto con el pelo/ que fugó del mate/ se te fue la pinta/ que no vuelve más”… “Han caído tus acciones en la rueda de grisetas/ y al compás del almanaque se deshoja tu ilusión”.

Celedonio Flores, “Pa´ lo que te va a durar”, 1933: “Pa´ lo que te va a durar tanta alegría y placer/ cuando entrés a recoger eso que vos hoy sembrás”.

Enrique Cadícamo: “Nostalgias”, 1935: “Desde mi triste soledad veré caer/ las rosas muertas de mi juventud”.
Cuando tallan los recuerdos”, 1943: “Mi viejo fueye querido, / yo voy corriendo tu suerte, / las horas que hemos vivido/ hoy las cubre el olvido/ y las ronda la muerte”.
La luz de un fósforo” 1943: "La luz de un fósforo fue / Nada más, / Nuestro idilio... / Otra ilusión que se va / Del corazón / Y que no vuelve más...”.


Francisco Gorrindo (Froilán), “Paciencia”, 1937: “De una vez por todas mejor la franqueza: / ¡yo y vos no podemos volver al ayer!/ Paciencia…/ la vida es así”.


José María Contursi, “Como dos extraños”, 1940: “Lección que por fin, aprendí / Cómo cambian las cosas los años. / Angustia de saber, muertas ya / La ilusión y la fe... / (…)Son mil fantasmas, al volver / Burlándose de mí... / Las horas de ese muerto ayer!”.


Homero Manzi, “Mañana zarpa un barco”, 1942: “Bailemos hasta el eco del último compás, / mañana zarpa un barco, tal vez no vuelva más”.


Homero Expósito, “Percal”, 1943: “La juventud se fue…/ tu casa ya no está…/ y en el ayer tirados, / han quedado/ acobardados, / tu percal y mi pasado.”
“Farol”,
1943: “farol… / las cosas que ahora se ven/ farol…/ ya no es lo mismo que ayer”.
“Lo mismo que un tango”, Julio Albano: “Lo mismo que un tango / Vivimos la vida, / Tras la que se ha ido / Toda la ilusión”.
Horacio Sanguinetti, 1947, “Los despojos": "Como el sol reseca el lodo... / Borra el tiempo, todo, todo... / Y se aprende a perdonar “.

Alfredo Lepera: “Volvió una noche”, 1935: “Mentira mentira, yo quise decirle, / las horas que pasan ya no vuelven más./ Y así mi cariño al tuyo enlazado,/ es sólo un fantasma del viejo pasado/ que ya no se puede resucitar”.
Recuerdo malevo”, 1933: “Tiempo viejo/ caravana/ fugitiva/ ¿dónde estás?”
Cuesta abajo”, 1933: “Sueño, con el pasado que añoro/ y el viejo tiempo que lloro/ y que nunca volverá”.
Arrabal amargo”, 1934: “Como una nube que pasa, / mis ensueños se van,/ se van, no vuelven más”.
Golondrinas”, 1934: “Alma criolla, errante y viajera, querer detenerla es una quimera”.



El de los muchos temas

Sabemos que el tango nos habló de muchas cosas, y la mayoría de las veces apuntando a nuestro hombre y a su vida con identidad netamente argentina. Pero al tratar el tema que nos convoca hoy, podemos observar un sentido más amplio, abarcador y dirigido al individuo en general…

En un siglo donde los cambios se sucedieron vertiginosamente, no sólo en el mundo, sino también en nuestro país, es lógico pensar desde un lugar de nostalgia por lo perdido, certeza de lo irrecuperable, y noción de que “hay que apurarse porque nada dura lo suficiente”. Y en las letras expuestas, está la prueba de ello.

Algunas personas relacionan al tango con la tristeza. Pero es quizás más certero relacionarlo con la convicción de una realidad que se mira, se siente, se padece y se intenta traspasar con un puente poético. Cuando la tristeza o la nostalgia se hacen canción, estos sentimientos encuentran su reparación total.


Por Mónica Matar